El 29 de agosto de 1991, el Primer Presidente de Kazajstán Nursultan Nazarbayev firmó un decreto para cerrar el sitio de pruebas nucleares de Semipalatinsk, la instalación de pruebas nucleares más grande del mundo. Esta decisión, tomada durante la existencia de la URSS, fue el primer y hasta ahora único caso en la práctica mundial, un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad y una enorme contribución a la reducción de la tensión político-militar en el mundo.
Después de obtener la independencia, Kazajstán abandonó las armas nucleares heredadas de la Unión Soviética, se convirtió en parte del Tratado sobre la no proliferación de armas nucleares como estado no nuclear y fue el primero de todos los estados partes del Tratado sobre Armas Estratégicas Ofensivas para ratificar este importante documento.
Es profundamente simbólico que 18 años después del cierre del sitio de pruebas nucleares de Semipalatinsk, por iniciativa de la República de Kazajstán, el 2 de diciembre de 2009, la 64ª sesión de la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución que declara el 29 de agosto como el Día Internacional contra las Pruebas Nucleares.
El 7 de diciembre de 2015, la Asamblea General de la ONU, por iniciativa de Kazajstán, adoptó la Declaración Universal sobre la Construcción de un Mundo Libre de Armas Nucleares.
El 29 de agosto de 2017 se inauguró el edificio del Banco de Uranio Poco Enriquecido del OIEA en la Planta Metalúrgica de Ulba. Habiendo proporcionado su territorio para la colocación del Banco, Kazajstán ha hecho su próxima contribución al fortalecimiento del régimen de no proliferación de armas de destrucción masiva y la creación de un nuevo mecanismo para el suministro garantizado de uranio poco enriquecido a los estados miembros del OIEA.
El evento central de la presidencia de Kazajstán del Consejo de Seguridad de la ONU en enero de 2018 fue una sesión informativa temática de alto nivel sobre el tema “No proliferación de armas de destrucción masiva: medidas de fomento de la confianza”. El resultado del debate fue el reconocimiento de la no proliferación como un elemento clave de una estrategia integral de prevención de conflictos y la inclusión de este tema en un documento políticamente vinculante: la Declaración del Presidente del Consejo de Seguridad de la ONU.